De todos los panes que llevo hechos hasta ahora, creo que la chapata es la que más me gusta, con su escasa miga y sus grandes alveolos.
Incluso me gusta ese momento de tensión en el que tienes que levantarla en vilo y pasarla desde la superficie de trabajo al papel vegetal sobre el que irá al horno, sin que se vaya al suelo en el traslado, de tan blandita e hidratada que está.
Hasta ahora las había hecho con agua helada y retardadas en la nevera durante un montón de horas y prácticamente sin amasado. Hoy voy a probar una nueva manera de hacerlas y que Dios reparta suertes.
Comienzo por una biga formada con
- 300 gr. de harina trigo de fuerza
- 180 de agua a temperatura ambiente
- 1 gramo de levadura seca
![]() |
Parece mentira que esta masa amorfa se convierta en las sabrosas chapatas que espero.
|
- 175 gr. de harina de trigo. Yo le he puesto harina blanca, ecológica.
- 25 gr. de centeno (para darle más sabor y matar el color tan blanco).
- 195 de agua.
- 10 gr. de sal.
- 2 gr. de levadura seca.
Después el resto del agua, hasta el total, poco a poco, con intervalos de amasados en vel. espiga.
Al acabar la masa es muy muy hidratada y hay que pasarla a un recipiente bien embadurnado de aceite.
Al cabo de una media hora un pliegue y al frigorífico (circunstancias mandan)
Ocho horas después sale del frigo, la dejo atemperarse y le doy otro pliegue. Pasada una hora enharino profusamente la encimera y la vuelco.
Con la rasqueta y con dificultad la corto en cuatro trozos, de los que hay que ir cogiendo tipo acordeón para pasar al papel de horno y ahí reposan media hora más mientras el horno se calienta hasta los 250º
![]() |
Véase la poca pericia para dividir a ojímetro en cuatro porciones iguales. Le clavo la punta de los dedos para distribuir las burbujas de gas. |
![]() | ||
Inflándose como globos en el horno, sin vapor. Diez minutos a 240º, otros diez a 200º |
![]() | |
Y este ha sido el resultado. |
![]() |
La alveolatura, estupenda. |
![]() |
Aquí esperando convertirse en bocadillo para su glorioso fin: ser deglutido sin piedad ni miramientos. |