Además es que me encanta hacer variaciones sobre mis propias recetas (y no digamos nada si las recetas son ajenas). Un cambio sutil por aquí, otro por allá y al final el resultado no tiene nada que ver con la original. Lo que no quiere decir que sea peor o mejor, es tan solo diferente.
Comienzo igual, preparando la víspera una esponja de leche y harina, con una punta de levadura seca.
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Esponja:
- 150 gr. harina de trigo de fuerza
- 90 gr. de leche
- un gramo escaso de levadura liofilizada.
- 90 de leche fría
- 2 huevos
- 80 gr. de azúcar
- 30 anís
- Ralladuras de naranja y limón
- 375 gr. harina (mitad fuerza, mitad panificable, toda de trigo)
- 5 gr. de sal
- 4 gr. de levadura seca (podría ser incluso menos)
- 50 gr. de aceite
Acabada la masa, que será bastante pegajosa, se forma una bola que comenzará su reposo en un recipiente hermético, aceitado, toda la noche en el frigorífico, sin prisas.
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Al día siguiente, sacamos del frigo y dejamos atemperar la masa durante una hora |
Luego unos brochazos con yema de huevo diluída con unas gotas de leche, una raya longitudinal para el greñado y al horno, 10 minutos a 220º, y otros quince a 200º, hasta que estaban dorados.
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Al salir un rociado con azúcar glass mezclada con una cucharada de canela molida. |
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Mientras tanto he elaborado una crema de chocolate para untarlos. |
- 100 gr. de avellanas peladas y tostadas
- 50 gr. de aceite
- 40 gr. de azúcar
- 100 gr. de leche
- 50 gramos de chocolate negro para postres 70% cacao
- 2 cucharadas grandes de cacao en polvo, puro, Valor
- 1 cucharadita de moka de vainilla
Y con todo junto y casi revuelto, nos disponemos a disfrutar de una merienda de reyes.
Conclusiones: La miga es más densa que la de los bollitos aromatizados y perfecta para recibir una pasada de crema de avellanas y chocolate o, en su defecto, una capa de deliciosa mermelada.